Francos, contra el inmovilismo de la RFEF
La negativa de las jugadoras a ser convocadas se explica por la crisis abierta desde que el ya expresidente Luis Rubiales le plantara un beso en la boca a la delantera de la selección Jenni Hermoso. Pero también tiene mucho que ver con el inmovilismo y la incapacidad de la federación de asumir que las futbolistas y la sociedad exigen que se sacudían los cimientos del órgano que rige el fútbol español, gobernado de manera caciquil por los dirigentes territoriales, empeñado en perpetuar su status quo más que en responder a las demandas del deporte y los deportistas. Desde el caso Rubiales de la RFEF apenas han salido el propio expresidente, que dimitió tres semanas después, y el que fuera seleccionador, Jorge Vilda, pero no ha caído ninguno de los cargos federativos, a quienes las futbolistas señalan por su proceder, a quienes acusas de coacciones a Hermoso, presiones y unas maneras de hacer machistas e irrespetuosas. A ello hacía referencia ayer Víctor Francos, presidente del CSD: “Ya le he dicho a Pedro Rocha [presidente interino] que si no hay cambios profundos y estructurales no habrá una buena salida a este conflicto. Más claro no puedo hablar. El cambio que ha empezado no tiene vuelta atrás”, afirmó. Por otro lado, también aseguró ya por la noche, en declaraciones a la Cadena Ser, que las futbolistas estaban obligadas por ley a asistir a la llamada de la selección. De no hacerlo, se las puede sancionar. Se enfrentan a multas de entre 3.000 y 30.000 euros y a la pérdida de licencia entre 2 y 15 años.