Sólo un ajedrecista con talento excepcional y visión táctica muy afinada puede ver el decimoctavo lance de la partida de este vídeo. No es la única jugada meritoria de Julio Sadorra (Filipinas, 1986), pero sí la que le convierte en inmortal porque culmina con suma brillantez un ataque tan llamativo como poco claro hasta ese momento.
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