Veinticuatro horas y 300 muertos después del ataque sorpresa de Hamás, Israel trata este domingo de recuperar el control de todo su territorio. Sus soldados aún combaten en ocho puntos con reductos de los milicianos palestinos que se infiltraron el sábado desde la Franja ―en una muestra de fragilidad solo comparable a la de la guerra del Yom Kipur― y fueron matando y secuestrando civiles, policías y soldados por la calle, en sus casas o en bases militares. Aunque bombardea con dureza Gaza desde el sábado (ya son 313 los palestinos muertos), se ha marcado como primer objetivo poner orden en casa antes de lanzarse a una guerra “larga y difícil”, como la ha definido el primer ministro, Benjamín Netanyahu, tras una reunión del gabinete de seguridad. El Gobierno anunció esta madrugada el corte de los suministros de electricidad, combustible y bienes a Gaza, y el Ejército ha señalado que pretende evacuar todas las localidades cercanas a la Franja.
“Nos estamos embarcando en una guerra larga y difícil a la que nos ha forzado el ataque asesino de Hamás. La primera fase es acabar de destruir la gran mayoría de las fuerzas enemigas que se infiltraron en nuestro territorio. Al mismo tiempo, hemos comenzado la fase ofensiva, que continuará sin limitaciones ni descanso hasta que se logren los objetivos”, ha señalado Netanyahu.
El Ejército israelí ha ido recuperando paulatinamente el control de las localidades cercanas a la Franja y liberado a rehenes. En la ciudad de Sderot, por ejemplo, bombardeó la comisaría en la que se atrincheraban diez milicianos. Pero aún hay combates en otras ocho poblaciones. El Ejército israelí afirma haber matado a cientos de milicianos palestinos y haber capturado a docenas de ellos, ha informado la agencia Reuters.
El brazo armado de la organización islamista Hamás, las Brigadas de Ezedín al Qasam, por su parte, ha asegurado que algunos de sus milicianos siguen combatiendo contra las fuerzas israelíes en varios puntos del interior de Israel.
Las autoridades israelíes han extendido además a todo el país el estado de emergencia que habían declarado solo en una parte. La perspectiva más explosiva es lo que en Israel se conoce como una “guerra multifrentes”, es decir, que entren en acción los grupos armados de Cisjordania y, sobre todo, Hezbolá, la milicia libanesa con un arsenal, preparación y número de hombres muy superior al de los grupos palestinos. Este domingo, ha reivindicado el lanzamiento de proyectiles de mortero contra Israel, que ha respondido con bombardeos. No se ha informado de víctimas.
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Tras el incidente, muy por debajo de la capacidad de acción de Hezbolá, la misión de paz de la ONU en el Líbano (FINUL) ―10.000 efectivos bajo el mando del general español Aroldo Lázaro― ha informado de que está en contacto “a todos los niveles” con las autoridades tanto libanesas como israelíes para evitar una “escalada más grave”.
El ataque sorpresa de Hamás y los bombardeos israelíes han causado, hasta el momento, al menos 300 muertos y 1.592 heridos en Israel, según su Ministerio de Sanidad, y 313 fallecidos y cerca de 2.000 heridos en la Franja de Gaza, según el último balance de las autoridades sanitarias palestinas. En Cisjordania se registraron otras siete víctimas mortales a manos de las fuerzas israelíes.
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