“Hoy vuelve a salir el sol y es amarillo”, afirma el Cádiz en redes sociales un día después del descenso más doloroso del conjunto andaluz. El año previsto para la consolidación del proyecto en Primera en su cuarto año en la máxima categoría se convirtió en una pesadilla. El sexto descenso de la historia del Cádiz se veía venir desde hace algunas semanas, pero se confirmó ayer domingo en la penúltima jornada de la Liga con el empate ante Las Palmas. De nada sirvió el agónico triunfo frente al Sevilla en la jornada intersemanal. “El máximo responsable soy yo”, afirmó el presidente Manuel Vizcaíno, el hombre que maneja todos los hilos de la entidad andaluza, muy presidencialista. Vizcaíno fue el hombre que condujo el proyecto que dio con el club en Primera en 2020. Bajo su mando, el Cádiz ha estado cuatro temporadas en Primera. En la ciudad gaditana, sin embargo, no se le perdona su condición de sevillano y, también, sevillista. La ausencia de gol, la contratación de Pellegrino tras la destitución de Sergio (el gran error de Vizcaíno), los malos resultados fuera de casa y el bajo rendimiento de jugadores destinados a marcar la diferencia como Fali, Alcaraz, Guardiola o Máxi Gómez (ni un solo gol anotado) están detrás de este fracaso del conjunto gaditano. Vizcaíno confió en estos jugadores y este grupo no ha ofrecido el rendimiento necesario. “Ha sido un golpe duro y hemos hecho las cosas mal, pero desde ya trabajo para devolver al Cádiz a Primera”, indicó el presidente.
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Jeremias Ledesma, Zaldua (Iza, min. 84), Fali, Javi Hernández, Victor Chust, Robert Navarro (Brian Ocampo, min. 67), Escalante, Rubén Sobrino (Sergi Guardiola, min. 55), Rubén Alcaraz, Chris Ramos (Maxi Gómez, min. 84) y Roger (Juanmi, min. 55)
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Álvaro Vallés, Saul Coco, Julian Araujo (Marc Cardona, min. 67), Mika Mármol, Sergi Cardona, Enzo Loiodice (Campaña, min. 72), Kirian Rodríguez, Javi Muñoz, Sandro (Álex Suárez, min. 67), Marvin Olawale Akinlabi Park (Maximo Perrone, min. 83) y Alberto Moleiro (Munir, min. 84)
Goles
Árbitro César Soto Grado
Tarjetas amarillas Chris Ramos (min. 45), Javi Hernández (min. 46), Brian Ocampo (min. 81) y Marc Cardona (min. 83)
Tarjetas rojas Victor Chust (min. 74)
Resulta curioso que el Cádiz haya bajado cuando se intentó el pasado verano dar un paso más allá en las ambiciones del equipo, que había obtenido dos salvaciones muy apuradas en 2022 y 2023. En 2021, el equipo dirigido por Álvaro Cervera logró la 12ª plaza, igualando la mejor clasificación del Cádiz en Primera, que databa de la temporada 87-88. “Ya toca que el trabajo que el Cádiz está haciendo en Primera dé sus frutos”, admitía el presidente Vizcaíno en el mes de agosto. La entidad andaluza mantuvo a Sergio González en el banquillo y acometió varios fichajes de envergadura para consolidarse en la máxima categoría. Futbolistas como Maxi Gómez, Machís o Robert Navarro reforzaron a un bloque muy asentado con jugadores como el portero Ledesma, Iza, Rubén Alcaraz, Fali, Escalante, Sergi Guardiola o Roger Navarro. Además, su nómina de delanteros era amplia: Chris Ramos, Roger Martí, Sergio Guardiola, Machís, Rubén Sobrino y Juanmi, incorporación de invierno.
La crítica ensalzó los valores de un equipo que en los meses de agosto y septiembre incluso pareció dar un salto de calidad en su juego. El Cádiz entró en el mes de octubre en la novena posición, por delante del Betis y el Sevilla y a solo tres puntos de la zona europea. Pero a partir de ahí cayó en una crisis tremenda de resultados. El equipo había perdido algunas señas de identidad importantes con Sergio, como su combatividad, y las lesiones de jugadores importantes, como Escalante, Roger Martí o Fede San Emeterio, hicieron mella en un grupo que encadenó un partido tras otro sin ganar. Vizcaíno, un presidente con experiencia, no cayó en la precipitación. Mantuvo el mayor tiempo posible en el banquillo a Sergio, hasta el punto de que no tuvo más remedio que proceder a su destitución el 20 de enero y después de una racha de 17 partidos sin ganar (nueve derrotas y ocho empates). Hasta el propio Sergio reconoció que el club había tenido una gran paciencia con su trabajo. Superado por la situación, el técnico catalán ponía fin a dos años en el banquillo del cuadro andaluz.
Fueron momentos de reflexión en el seno de la entidad. El equipo ya acusaba su principal déficit, una incapacidad para hacer gol galopante. Para paliarla, se fichó a Juanmi, cedido por el Betis y procedente del fútbol árabe en el mercado invernal, mientras que Vizcaíno meditó mucho la llegada del nuevo entrenador. Se puso en manos de Mauricio Pellegrino. Un técnico con experiencia en España y muy preparado, pero al que le faltó carácter en un escenario tan peculiar como es Cádiz. El efecto de la llegada del nuevo entrenador no fue el deseado. Hubo una cierta reacción, pero insuficiente. El Cádiz siguió sin ver puerta (es el equipo menos goleador de la Liga), aunque respiró con los triunfos contra Atlético de Madrid, Granada y Getafe en el Nuevo Mirandilla. Fue en su estadio donde el Cádiz mantuvo ciertas esperanzas de salvación, puesto que su temporada fuera de su estadio fue, sencillamente, desastrosa. Solo ganó en el Sánchez Pizjuán, con seis empates más.
Ni la entrega de una afición tan fiel como la del Cádiz ni los intentos de su presidente por lograr la unidad necesaria para ayudar al equipo han podido evitar este descenso tan doloroso, que ha llegado en el año en el que se esperaba la consolidación del equipo en Primera División. Un asunto pendiente en una entidad de gran raigambre social en Cádiz y que ha deparado grandes momentos en la historia del fútbol español.
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